Materiales
De lo que estamos Hechos
En la producción convencional de algodón, se gasta casi 10,000 litros de agua solo para producir 1 kg de la fibra. El uso de pesticidas es extremadamente dañino para la tierra a largo plazo y contaminan las fuentes de agua que terminan afectando negativamente a la comunidad local. Por otra parte, el algodón orgánico utiliza 70% menos de agua y 62% menos energía para su producción, ahorrando los recursos naturales y manteniendo la tierra sana para que se regenere.
En la región de Santander, el cultivo de algodón orgánico tiene raíces en la cultura de los indígenas Guane que vivían en esta tierra. Los Guane eran expertos en cultivar algodón de la región y utilizarlo para tejer diferentes productos que comercializaban con otros grupos indígenas. La producción de algodón en Santander se vio afectada desde la colonia hasta la revolución industrial, ya que a los campesinos les fue imposible competir con la importación de telas de algodón extranjero a bajo precio. Hoy, vemos una región en proceso de revitalizarse y lista para volver a crecer algodón de una manera orgánica como lo hacían sus ancestros Guanes.
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Zuahaza está en el proceso de revitalizar las técnicas del hilado de algodon organico en Colombia. Por eso, nos tomará un tiempo llegar a nuestras metas de hacer productos Colombianos creados 100% con algodón local. Los artesanos del Perú han sido reconocidos globalmente por su maestría en las técnicas artesanales de los hilos orgánicos.
Por lo tanto, hemos colaborado con Aslli, una compañía de hilos orgánicos de Lima que trabaja con un grupo increíble de artesanos para teñir con tintes naturales hilos de algodón orgánico en colores únicos para darle a nuestra colección un toque especial. Nuestra meta es apoyar las fincas de Colombia para fortalecer su producción de algodón para poder hacer productos que sean 100% de recursos locales.
Es una corporación de artesanas que lleva 30 años de trabajo. Fue el resultado de un esfuerzo mutuo de un grupo de artesanas de un pueblo pequeño en Santander llamado Charalá, que decidieron abogar por la preservación de su cultura artesanal. Hoy, alrededor de 40 mujeres hacen parte de la cooperativa. Estas valientes mujeres han decidido no permitir que las prácticas ancestrales del hilado, teñido y tejeduría desaparezcan. Han estado revitalizando las prácticas textiles de la región, y ahora quieren compartir productos únicos y modernos con el mundo.
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Las plantas, frutas y vegetales pueden darnos una gama de colores hermosos para teñir nuestras fibras. Sin embargo, con la introducción de los tintes sintéticos, la industria textil se volvió dependiente de substancias a base de petróleo para teñir fibras, contaminando nuestros recursos de agua, la tierra y afectando la salud de las personas que trabajan directamente con estos químicos. Por otra parte, los tintes naturales son biodegradables y causan un mínimo impacto ambiental cuando son utilizados con mordientes adecuados.
Las plantas, frutas y vegetales nos pueden brindar un arcoiris de colores para teñir nuestras fibras. Sin embargo, después de la invención de los tintes sintéticos, la industria textil ha dependido tanto de ellos que están contaminando nuestro medio ambiente.
Estos tintes son sustancias a base de petróleo, contaminan nuestros ríos, suelos y afectan la salud de quienes interactúan directamente con ellos. Por otra parte, los tintes naturales son biodegradables y no causan impacto negativo sobre el medio ambiente cuando se utilizan con mordantes seguros.
Nosotros obtenemos nuestros hermosos colores a través de recolectar plantas y vegetales y extraer su color. Este proceso también es una práctica antigua y la única manera como se teñía la ropa en el pasado! Nuestras artesanas tienen recetas de sus ancestros no solo para darle hermosos colores al algodón, sino para que cada color se fije permanentemente.